| Foto: © Archivo CadizNet Cristo yacente | |
La Semana Santa gaditana se cierra con el digno broche de plata de la cofradía del Santo Enrierro, otra de las fundadas durante el siglo XVI, en el convento de los franciscanos.
Hablar del Santo Entierro gaditano, es hablar de la soberbia urna de plata y cristal que a lo largo de casi todo el siglo XIX, la cofradía y Cádiz, deciden regalar para que sea paseado por las calles d la ciudad el cuerpo del Yacente, una escultura realizada en 1624 por el imaginero castellano Francisco de Villegas y reformada durante el siglo XVIII, por algún escultor genovés.
Sin embargo, se desconocen los datos acerca de la imagen de la Virgen de la Soledad, la titular de la cofradía, pues las restauraciones sufridas a lo largo de los silgos, nos impiden saber la fecha exacta de su hechura que, muchos expertos, sitúan en el XVIII.
Cofradía fundada, como ya hemos dicho, en San Francisco, pasa por la ermita de San Roque, por Santa María, Santa Cruz, San Agustín para volver, creo que definitivamente, a la vieja catedral.
Mimada por la realeza española, gracias a la magnificencia de la reina Isabel II, logra acabar la ingente obra de la urna, preciosa labor de plata de ley del platero gaditano, Manuel Ramírez y Serrano, que se comienza en 1852 y se acaba en 1890, cuando la alhaja queda totalmente libre de cargas y otros gravámenes que pesaban sobre ella.
Como otras tantas cofradías gaditanas, una excesiva protección municipal la llevó a un total decaimiento, pero hoy está otra vez más pujante que nunca y decidida -me consta- a emprender un camino que necesita en su ya larga andadura de cuatro siglos para seguir, más viva aún si cabe, durante otros cuatro más...
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