El Retablo de las Ánimas fue adoptado como tal por Andrés Benítez, siglo y medio más tarde de su fundación. Está empotrado en el muro de la fachada, es de madera dorada y pintada. La hornacina o camarín contiene en su interior la imagen del Señor atado a la Columna, en el centro y a sus lados, ligeramente postrados, San Jerónimo y San Pedro en mediorrelieves. Encima del tímpano, un penacho con la Cruz de los Caballeros del Santo Sepulcro coronado con el escudo pontificio.  | Foto: © José Mª. Collantes González Hornacina del Retablo de las Ánimas | | El Retablo de Santa Teresa preside la nave de la Epístola. La imagen de Santa Teresa se corona con un bonete, como correspondía a la patrona del clero de Santa María, título otorgado por el Cabildo Eclesiástico en el siglo XVIII. Esta imagen fue donada por D. Joaquín Ponce de León y Lancaster, duque de Arcos. Es una talla napolitana dorada, estofada y policromada. El retablo barroco consta de dos cuerpos, cada uno con su hornacina, en la inferior Santa Teresa, y en la superior un mediorrelieve de Santa Catalina de Siena, a quien estuvo dedicado el retablo en otro tiempo. |