Esta concebida siguiendo la forma semicircular del lienzo, con el centro en la figura de Jesús destacada por una mayor luminosidad. Resulta impresionante observar como Goya consigue tanta religiosidad en todos los personajes, incluido Judas, al que generalmente estamos acostumbrados a distinguir por su gesto huidizo y ajeno a la celebración. Aquí vemos a todos los personajes mirando a Jesús, que está en actitud de bendecir el pan y el vino, y es curioso observar al fondo a la derecha unas sombras que son de unos personajes que no se distinguen, pero que permanecen fuera de la habitación, quizás respetando también este momento. |