Su pintura se caracteriza por la precisión del dibujo, la preocupación por el claroscuro que supera el tenebrismo y una genial aplicación del color. Abundan las figuras en primer plano sometidas a una luz fuertemente contrastada con las sombras, en las que el color está dispuesto en grandes superficies, consiguiendo sensación de volumen y monumentalidad. Asocia los colores sin temor a los contrastes atrevidos y usa tonos intensos. Afortunadamente, lo más importante que se conserva de las obras de Zurbarán sigue todavía en el Museo de Cádiz. En 1836, cuando la Desamortización de Mendizábal cambió de manos buena parte de los bienes eclesiásticos catalogados en la época, pasaron a engrosar los fondos del patrimonio público. Entre 1638 y 1639 Zurbarán realizó la extensa serie de obras para la Cartuja del Convento de Capuchinos de Jerez de la Frontera. Más concretamente, estaban destinadas al Retablo Mayor y al Sagrario, Este conjunto fue completamente desmembrado en el siglo XIX. Cuatro de los lienzos del retablo se hallan actualmente en el Museo de Grenoble: "La adoración de los pastores", "La Anunciación", "La circuncisión" y "La adoración de los Magos". En el Metropolitan Museum de Nueva York se encuentra el cuadro del retablo titulado "La Batalla de Jerez". En el Museo de Cádiz se conserva "La Apoteosis de San Bruno" y los pequeños lienzos con los cuatro evangelistas, San Lorenzo y San Juan Bautista. |