| Foto: © José Mª. Collantes González | | Para iniciar la construcción de lo que habría de ser iglesia se designó al maestro sevillano Diego Carrasco, quien ya trabajaba para la orden en Sevilla. En la primitiva iglesia, una barandilla de madera diferenciaba el presbiterio del cuerpo del templo, y otra hacia lo mismo con el coro. A todo ello había que añadir una pequeña sacristía situada tras el coro y sobre ella una serie de celdas. La portada de la iglesia quedaba configurada por la antigua puerta de la hacienda. El convento perdió su fachada original en 1724, pero aún conserva, aunque muy reformadas algunas de sus dependencias. Desde el principio la orden contó con importantes benefactores, uno de los cuales donó la primitiva imagen de la Virgen del Carmen, que procedía de Indias. Esta originaria iglesia del Carmen permaneció abierta al culto hasta que en 1733 se inauguraba la actual. La gran cantidad de simpatizantes con que contó la orden desde el primer momento, entre los que se encontraba el comerciante genovés D. Limbiano Escalloso, hizo que ya desde finales del siglo XVII se intentase construir una iglesia de mayores dimensiones y mejores características. Este proyecto se llevaba a cabo en el primer tercio del siglo XVIII. El maestro encargado de dirigir las obras fue Juan de San Román. |