Integrada en el Arzobispado de Sevilla desde la Reconquista, Jerez durante el siglo XVI intentó sin éxito que su Colegiata de San Salvador fuese elevada al rango de Catedral. De nada sirvieron los razonamientos que se expusieron a Felipe II de la importancia que tenía la localidad, y de las amplias rentas del vicariato, que hubiesen podido mantener de modo desahogado la silla episcopal. La sede hispalense, muy poderosa en aquellos momentos, impidió la segregación. Para el servicio de la ciudad, además de la citada Colegiata, existían otras siete parroquias: San Dionisio, San Lucas, San Juan, San Marcos, San Mateo, San Miguel y Santiago. Las cuantiosas rentas de las que disponían esas iglesias permitieron que durante esta centuria renovasen (a excepción de San Lucas) por completo sus modestas fábricas medievales, y que encargasen numerosas obras de arte para el embellecimiento de los templos. |