| Foto: © E. Christian Moreno Cristo resucitado | | Pero, todavía, tenemos que pasar por el jubiloso momento de la Resurrección en la luminosa mañana del Domingo Pascual, pero para llegar a ese día, a ese instante, a ese gozo, a esa gloria, tenemos, forzosamente, que pasar por el dolor de la cruz y de la muerte y ver "en el árbol de la cruz donde estuvo clavada la redención del mundo"... al Cordero Místico hecho un guiñapo, retorcido de dolor, herido, exangüe y exánime, la cabeza caída hacia un lado, los estigmas pasionales bien visibles, el costado abierto, las manos y los pies taladrados, la cabeza mil veces herida... Así murió el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo, un Viernes llamado por nosotros Santo y toda la Iglesia quiere dedicarle ese día triste para su contemplación y para la meditación... Se le muestra por tres veces ante la adoración y se enarbola la cruz sobre los fieles como bandera de paz y de concordia y no como un patíbulo horrendo y espantoso, que es lo que era, hasta que en él estuvo clavada la redención del mundo..., venid y adoremos... |