Pero Cádiz quiso obsequiar al Señor con una custodia procesional de gran envergadura y se encargó a un orfebre llamado Antonio Suárez y la hizo y fue la magnanimidad del patronato de Don Melchor de Cuéllar, la que sufragó los gastos y dentro de la argéntea alhaja, va el "Cogollo" precioso y para exponer la Sagrada Forma, va y sirve el viril, riquísimo, de la custodia denominada "del millón", un regalo del siglo XVIII y para pasear al Señor por las naves catedralicias en la antigua festividad de la octava del Corpus, una señora gaditana llamada Doña Ana de Viya y Jáuregui regala la custodia así llamada como su dadora, arquitectura que recuerda parte de la catedral de Barcelona y parte de la de Milán. El orfebre de esta preciosidad fue el gaditano Don Manuel Ramírez y Serrano, el platero que hace en el siglo XIX la rica y espléndida urna del Santo Entierro. |