| Foto: © Juan Luis Candón La pistola era el arma de defensa personal más eficaz en la época (Museo de las Cortes. Cádiz) | | Las ofensivas francesas entre 1808 y 1810 demostraron la superioridad de que, por entonces, gozaba el ejército francés en campo abierto. Ante esto, los españoles adoptan una forma de lucha inédita: la guerrilla. Esta palabra, original de España, ha pasado al lenguaje internacional, y da nombre a un tipo de lucha que surgió a comienzos de 1809. La ofensiva napoleónica alejó a muchos soldados españoles de sus unidades, y se vieron obligados a formar pequeños grupos, mezclándose además con guerrilleros procedentes de las clases populares, algunos de ellos con gran personalidad y dotes de mando, que han quedado para la historia. En sentido estricto, la guerrilla es una agrupación campal permanente y de pequeño número de componentes. Sus grandes ventajas eran tres: el conocimiento exacto del terreno en el que luchan (las serranías, normalmente), que les facilitaba movimientos rápidos y la actuación por sorpresa; el apoyo popular, que les permitía encontrar provisiones y ayuda para esconderse en cualquier parte; la última es la renuncia al control del espacio: los guerrilleros se sabían militarmente inferiores, de forma que, a diferencia del soldado tradicional, no buscaban controlar el territorio sino únicamente destruir al enemigo. Guerrilleros célebres fueron El Empecinado, el cura Merino, Espoz y Mina o Julián Sánchez. |