| Monumento a la explosión de 1947 | | Las máquinas, edificios y talleres de los astilleros de Echevarrieta y Larrinaga quedaron completamente destrozados, convirtiéndose en un amasijo de hierros y escombros. Ante la negativa de Franco a dar ayudas suficientes y la incapacidad de los empresarios de hacer frente al desastre, el gobierno terminó incautando la empresa en 1951, para crear al año siguiente la nueva sociedad pública Astilleros Españoles. Durante las próximas décadas, el astillero de Cádiz pasó a convertirse en uno de los mejores del mundo, coincidiendo con los años de esplendor del sector naval. El pasado 18 de Agosto de 1997, el Ayuntamiento, con motivo del cincuenta aniversario de la explosión, inauguró un monumento dedicado a las víctimas de la misma, obra diseñada por el arquitecto de la Delegación de Urbanismo Alejandro Jones. Este monumento ha quedado situado junto a la fuente de la plaza de San Severiano, a escasos metros del actual Instituto Hidrográfico, lugar que ocupaba la Base de Defensas Submarinas. Con este y otros actos permanece viva en la conciencia de los gaditanos el que quizas sea el episodios más trágico de su historia reciente. |