| La Puerta de Tierra, pocos años después de la reforma que se hizo en la muralla después de la explosión | | Las murallas de las Puertas de Tierra detuvieron en parte el impacto de la explosión, que afectó en menor medida al casco antiguo. Aún así, numerosos edificios sufrieron grandes desperfectos. Entre ellos el Teatro Falla y la Catedral, cuyas enormes y macizas puertas se abombaron. Tras los primeros auxilios, se habilitaron hospitales y albergues para recoger a los heridos y las familias que habían quedado sin hogar. Se montaron tiendas de campaña en el Campo de las Balas, y posteriormente en San Severiano, a la espera de la reconstrucción de los edificios. Las autoridades locales hicieron las oportunas gestiones para que la Dirección General de Regiones Devastadas se hiciese cargo de la mayor parte del presupuesto necesario para la reconstrucción y urbanización de los extramuros de la ciudad. También contribuyeron en ello el Ayuntamiento, la Diputación y la llamada Obra Sindical. La reconstrucción de la zona no quedó impulsada definitivamente hasta los años 50. En 1950, los arquitectos Bidagor y Monasterio plantearon un plan de ordenación urbana de zonas residenciales, industriales y de servicios que de poco o nada sirvió. A pesar de ello, se reconstruyó en su totalidad el barrio de San Severiano y nacieron Trille, Brunete, Barriada de La Paz, Puntales, Barriada España, Paseo Marítimo, etc. La Casa Cuna fue sustituída por la Institución Provincial (entonces llamada Generalísimo Franco). Incluso las Puertas de Tierra y el torreón fueron reconstruídos gracias, en parte, a una subvención de un millón de pesetas de la Dirección General de Regiones Devastadas, adoptando el aspecto que conocemos hoy día. |