Hoy en día, en cualquier noche de agosto Cádiz es un hervidero de gentes que disfrutan de la deliciosa brisa nocturna que llega del mar. Playas, calles bulliciosas, y paseos frecuentados hasta bien entrada la madrugada por gaditanos y miles de turistas. Otros aprovechan la fresca para ver alguna película en el cine de verano. Estas palabras podrían describir también el ambiente de una noche cualquiera de agosto de 1947. Pero las circunstancias eran muy distintas: Cádiz sufría las consecuencias de una dura posguerra. Los gaditanos vivían de lo que podían: de la pesca, de las salinas, del dique...Uno 2500 gaditanos habían encontrado su medio de vida en los astilleros de los bilbaínos Echevarrieta y Larrinaga, fundados en 1914. Sin embargo, sólo unos pocos escapaban a la situación de penuria cotidiana, de racionamientos y pobreza, gracias al extraperlo, que operaba a espaldas de la Comisaría de Abastecimiento. Este organismo era el que administraba el racionamiento de productos tales como aceite, patatas, azúcar, chocolate y leche condensada, estableciendo los precios oficiales. |