| En el año de 1692, el Santísimo se tuvo que refugiar en casa de D. Diego de Barrios. Este grabado recoge ese momento. | | Y el dueño de la casa, que puso a disposición del Sacramento cuánto tenía, quedó tan maravillado del privilegio otorgado, que casi reedificó su mansión y la enriqueció con la preciosa portada de mármol genovés; hizo reconstruir en ella un oratorio y colocó, sobre el dintel de la rica portada, una lápida explicativa del honor tenido por su casa. Don Diego de Barrios era el caballero dueño que la casa que, por unas horas, fue el sagrario del Sacramento en una mañana lluviosa de un Corpus del siglo XVII. |