| Foto: © E. Christian Moreno Paso del Cristo de la Expiración, en la noche del Viernes Santo | | Ya habíamos hablado de las connotaciones político-piadosas que muchas cofradías había mostrado a la hora de advocar a sus imágenes y a cierto regustillo piadoso-militar que otras rozaron para perderse en el monte del olvido de los años y de los vaivenes de la política. En 1944, el obispo titular refrenda los objetivos de una Junta Pro-Cultos organizada en 1938, para dar veneración, tanto pública como privada, a un crucificado de la escuela genovesa del siglo XVIII que parece atribuible a Doménico María Giscardi, o a su taller, pues reúne todas las peculiaridades personales de la obra del genovés. Así, los devotos del crucificado advocado de la Expiración, encuentran que palacio, aprueba la constitución de la Muy Ilustre y Venerable Cofradía del Stmo. Cristo de la Expiración y María Stma. de la Victoria, imagen que, encargada a un escultor local, Carlos Luis Bartús, es estrenada en 1940, con la advocación predilecta que en ese momento y contexto político se podía poner en España a una Virgen dolorosa. Siguió casi al principio y cuando las cosas empezaron a irle bien, un estilo muy distinto y se empecinó en parecerse más a Málaga que a nuestro estilo derivado del barroco sevillano y del gaditano y desproporcionó, en medidas y adornos, el paso de palio. Vueltas las aguas a su cauce lógico y verdadero, la Expiración ha encontrado su sitio en la Castrense y puerta por donde salir sin problemas y ya restaurada la imagen de la Virgen por Luis González Rey, hoy, la Expiración en la calle, sigue los caminos ya trazados por otras cofradías gaditanas y nada desentona en su ajuar procesional siendo una magnífica cofradía del Viernes Santo. |